" Positivismo" en las redes sociales ¿Secretos de una vida mejor?


Vengo de nuevo, exploradores de todas las derivas del camino.
Estoy dispuesto a tomar por camino de la escritura, de momento, dos difíciles tareas, la de pensar, a mi manera, y la de plasmaroslo junto a mi modo de ver las cosas.

Antes de empezar, quiero dar un pequeño inciso para aclarar algo, refiérome a positivismo con el hecho de fomentar o cultivar una actitud positiva ante la vida y ante otros y no como la corriente filosófica nacida en Comte entre otros llamada Positivismo.

De hace un tiempo existen algunas preguntas que me invaden, podría haber empezado en la época de los 90 cuando internet empezaba a extender popularmente su conocimiento, o ya más entrados cuando el uso de la red quedó más extendido y no limitados a algunos solos. Pero aún no era tiempo de vislumbrar el futuro, la mensajería instantánea ya fuera por medios rústicos, de creación personal o programas que se harían importantes con valor de icono en la vida cibernética de muchos hogares todavía no serian suficientes, éstas principalmente y más en sus versiones iniciales fomentaban el uso "face-to-face" de las conversaciones o si más no las conversaciones espontaneas no surgidas de la reflexión profunda

Es en el momento de dar las herramientas para la creación de blogs o páginas de internet " para tontos" ( Las cuales no crítico en su esencia, son progreso y sería hipócrita por mi parte haciendo uso de ellas) y ya profundamente en el inicio de las redes sociales cuando mis cuestiones se empiezan a vislumbrar con cierta claridad elocuente y soy capaz de verbalizar todas mis preguntas.

Podemos encontrar redes sociales como Facebook, Orkut, Google +, Sonico ... No voy a explicar las diferencias que conozca entre unas y otras redes sociales, posibilidades, limitaciones, etcétera. Ya que este no es el tema que deseo plantear.

Mis cuestiones son los ¿ Verdaderos? Efectos psicoterapéuticos  que conlleva el asociarse a cualquier red social.

Con los años, las redes sociales se han convertido en un estandarte generalizado de millones de hogares en el mundo, son un reflejo virtual del mundo real y al fin y al cabo son anhelos de una relación sentimental impulsadas por la ausencia material y táctil.
Es decir, planteamos las redes sociales como aquello que nos gustaría muchas veces vivir al abrir el portal de casa, de la otra casa; Donde duermes, te duchas, miras la tele, y no la que plantas nabos que luego no te comes porque se pudrieron mientras algún tarado creyéndose alcalde te envia una misiva para comprobar su propio nivel de solidaridad enviándote cuatro ladrillos para que te construyas un gallinero en tu granja de nabos.

Nos gustan las redes sociales, más allá de por el hecho de mantener el contacto  o recordar viejos
 ¿Amigos? Por el hecho de poder establecer contacto con personas sin las limitaciones que nos surge la vida diaria; Las prisas, las preguntas impertinentes de los demás, las obligaciones, etcétera.
Es por esto que nos gusta, porque sabemos que ahí tendremos nuestro pequeño momento, podremos incluso plasmar nuestras reflexiones de cada día, como te gustaría que fuera el mundo o tu propio concepto de la felicidad, tu propia disgregación del bien y el mal o el secreto de tu radiante personalidad, la cual nadie consigue descubrir al abrir la puerta de tu casa.

La parte más triste de todo esto, a mi modo de ver, es que la mayoría de veces no son palabras o ideas propias, ya sea con un calco en su forma de proverbio o llevando el mismo concepto con otras palabras, Cuesta encontrar grandes reflexiones, buenos verbos de actuación o manuales jamás inexpugnables de visiones particulares de la felicidad, sin embargo es fácil atisbar a una persona "soltando" parrafadas copadas cien veces al año, millones en la historia y al día siguiente copiando otras con un trasfondo filosófico plenamente opuesto, incluso escritos por corrientes generalizadas en un contexto histórico o por personajes históricos con corrientes filosóficas diametralmente opuestas sencillamente porque le pareció " cursi" o " ñoño" sin llegar a entender el personaje en cuestión, en su modo, lugar y tiempo.

Y aún con estas, no es el cambio de autor, incluso diametralmente opuestos en su concepción lo que puede llevar a discusión, sino el modo y uso que se emplea de ellas, ese tan manido efecto de felicidad colectiva o psicoterapia que se trata de conseguir pero que jamás llega a cuajar, lo demuestra el hecho de ver como cada vez más población se frustra en el intento, como el sentimiento del coraje, el valor y el esfuerzo se pierden a merced de unas palabras que no llegan, eh ahí el quid de la cuestión, que no llegan por mucho que se repitan, es más, oso decir que cuanto más se repiten más se alejan de su objetivo inicial, hablo de apoyar y acompañar a las personas, y no es culpa de la semántica que puede llegar a ser perfecta, hablo de llegar y de introducirse en nuestro ser no a través de los sentidos, escuchándola o leyéndola sino sintiéndola.

Es por eso que detrás de todo hay una paradójica realidad, cuando tiempo atrás uno se forjaba sus propios sentimientos en la búsqueda de sus propios secretos apoyándose en un conocimiento limitado por las cuestiones de la accesibilidad existía un irreductible e indescriptible espacio para la paz y la felicidad interior forjados por uno mismo, mientras que ahora el infinito acceso a las realidades históricas y actuales de los demás son escuchadas y vistas millones de veces pero jamás forjadas porque jamás parten de la vivencia de uno mismo, es decir hoy somos conscientes de las millones de formulas que existen para salvar a la humanidad de su tristeza o para unir lazos entre todos nosotros, pero hemos olvidado probablemente como enlazarnos con nuestra única e inexpugnable realidad.